“Sin hijos” es una de las producciones argentinas más esperadas del año, sostenida por la productora Patagonik, con el peso de uno de los actores nacionales más taquilleros, Diego Peretti, y la española Maribel Verdú (“Y tu mamá también”), dirigidos por Ariel Winograd, que repite tras “Cara de queso”, “Mi primera boda” y “Vino para robar”.
Los protagonistas mantienen un romance que encierra ocultamientos y mentiras blancas: con el objetivo de consolidar su relación con la bella e independiente Vicky, Gabriel oculta la existencia de su manipuladora hija Sofía de ocho años (fruto de un matrimonio anterior y a quien adora), ya que su nuevo amor no quiere cargar con descendencia propia ni ajena, y rechaza cualquier cercanía con un menor. Como es previsible, todo se complica y se entra en un ritmo casi de vodevil con las entradas y salidas de las dos mujeres de su vida y de su casa, con referencias a las sitcom estadounidenses, en las que todo se resuelve rápidamente, con gran precisión y limpieza en escena.
El filme se presenta como una apuesta al cine tradicional con una comedia romántica tendiente a conformar una familia ensamblada. En definitiva, el desafío de unificar en una sola vida las de muchos y distintos, para que el futuro sea mejor para todos.